domingo, 7 de diciembre de 2014

De la poesía y sus inspiraciones


 Los versos que formas cada vez que aspiras
como suspiras
cada vez que inspiras poesía
a una musa lejana de renegada compañía.
¿Es realmente necesario explicarte que creas mi nueva poesía cada vez que respiras?
¿Acaso se puede explicar si no es con versos?
O tal vez con miradas, 
labios rozando tus suspiros,
anhelos de bestias amaestradas.
Por eso te busco:
el acento gallego perdido 
entre montes a los que no pertenezco,
mi suspiro al compás del tuyo
haciendo malabares para esquivar el tiempo
en que me quitarás la poesía que formamos juntos.
Juntos.
Por eso te temo:
el retazo de sal en tus labios que llega demasiado tarde
porque yo no pertenezco al monte.
A la humedad, las heridas que se curan con arena y agua salada, 
sí.
Pero ninguno de los dos polos opuestos son capaces de competir 
con mi sorpresa en una mañana de Diciembre, al descubrir,
que soy feliz solitaria
y que el suspiro que lanzo tras mi pensamiento revelado
crea una poesía
de unos versos
que jamás habría imaginado construir
separados.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Artistas

Hoy, después de apenas lograr apagar el despertador que me llamaba en nuestra hora citada, las nueve y cuarto de la mañana, como dos amantes que no se quieren volver a encontar y menos un domingo; después de desayunar, de recoger el desorden que había por en medio de mi habitación, y también, (por qué no admitirlo) después de ordenar un poco los pensamientos que, en unas semanas, sin razón aparente, me han vuelto a atromentar; me senté delante del ordenador dispuesta a terminar de estudiar un tema de bioquímica. Ahí fue cuando me encontré con el artículo. Ni siquiera sé por qué, pero le di al enlace y empezé a leer. Y no paré hasta el final.
Habla de Antonio, enfermo terminal de cáncer, te diría cualquiera. No. Habla de la muerte, te dirían algunos listillos. Tampoco. Habla de la vida, te diría yo. Porque, por muy pesimista que parezca, la vida implica muerte, van de la mano, y no queremos admitirlo, yo la primera. Pero es cierto y supongo que no sabremos verlo hasta que llegue el final.
Esa es una cuestión, la otra implica al que lo escribió. El autor, el periodista, el escritor. Como queráis. Yo aquí le llamaré artista. Considero artista a cualquier persona que con lo que escribe me llega al corazón , ya sea triste, alegre, esperanzador o sádico. Se llama Pedro Simón, no sé más de él, pero lo primero que haré cuando termine de escribir esto será persegir sus pasos como una novia celosa. Una novia celosa por sus palabras.
Este verano me pasó algo parecido, estaba en un pueblo perdido de la sierra de Madrid y un buen día encontré la biblioteca del pueblo, nueva, moderna. Desenfocaba con la piedra marrón grisácea de las casitas que la rodeaban. Siempre me han gustado con locura las bibliotecas, me recuerdan a algunos meses aburridos de verano en Madrid, con la única diversión que devorar páginas y más páginas sentada en una butaca o en el mismo suelo, rodeada de estanterías repletas de historias. Y fueron de aquellas historias que leí de donde salgo yo tal y como soy, al menos una gran parte. Por eso, cuando llegué a esa biblioteca perdida y nueva, después de estar un rato en la sección de adultos, aburriéndome, no pude controlar el impulso de ir a la sección de niños y juvenil. Fue allí donde encontré el libro. Llevaba meses sin encontrar un libro que me llenase y explotase al leerlo, y leerlo fue como el reencuentro con un viejo amigo, ese que siempre está allí, aunque a veces le pierdas la pista. Se titulaba: "Dónde crees que vas y quién te crees que eres", de Benjamín Prado. La historia en sí no fue lo que me más me marcó, sino su forma de escribir, su idea, lo que había detrás, aquello que reivindicaba a gritos como trasfondo de la historia.
Investigué sobre el autor, un hombre de 53 años, escritor por naturaleza. Descubrí que era poeta, me leí todos los poemas que fui capaz de encontrar por internet, etcétera, etcétera. Me fascinó, al igual que lo ha hecho el tal Pedro Simón. Directo al alma. Artistas para mi de pies a cabeza.  Ellos son esperanza porque, como ya dije, la vida y la muerte van en el mismo equipo. De lo contrario no existiría la esperanza.
Porque, sin esperanza, ¿qué sentido tiene vivir?
Y sin esperanza, ¿qué sentido tiene morir?



Este texto, algo insignificante y que no le llega ni a la suela de los zapatos a los dos escritores mencionados en el texto ni a muchos otros que admiro, está dedicado a todas las personas que me dieron alguna espezanza de cualquier tipo alguna vez, y en especial a los escritores de mi infancia, mis artistas, con todo mi amor.

martes, 28 de octubre de 2014

Breves I




Y es que... ¿sabes? Nos encanta empezar a construir algún castillo de arena bonito con toda la ilusión del mundo que puede caber en los diecisiete años y luego dejarlo ahí tirado, a medias, como si dijéramos "la suerte ha decidido".
Pero, cariño, olvidamos que la suerte es un cero a la izquierda en algunos planos de la realidad, como este. Y el castillo en construcción que nunca se terminará está abandonado en esa playa del paso a la mayoría de edad, esa playa de muerte y brazos caídos después de la derrota.
Sus lágrimas las olas del mar que llegan a la orilla y poco a poco se van comiendo el castillo de arena hasta que no queda nada, y entonces, no dolerá, no habrá ese pinchazo en el alma cada vez que aflore su estúpido olor a la orilla del recuerdo.

sábado, 30 de agosto de 2014

Para Nadie, con amor y sordidez.

Un ser mitológico.
Echarte de menos antes de que el pensamiento de un "hasta luego" llegue a mi boca.
Quedarnos dormidos dentro de la luz.
Ser fuego, hielo deshaciéndose o un cosquilleo que te recorre la espalda como dedos en forma de serpientes.
El testimonio del "todo" encerrado en una sonrisa dentro de un domingo gris, y todo por mi culpa.
Marea como un torbellino sin orden ni concierto.
Adelanto cada día de un capítulo de tu serie favorita.
Promesas de lo que no vamos a llegar a ser, también de lo que hemos sido, a lo que nadie nos ha logrado alcanzar.
Ser: soy, eres, somos.
Ser viento aunque no sepas cómo.
Yo sí.
Yo te guío,
y tú aciertas.
Soy súplica, plegaria para que cuando tenses la cuerda del arco y sueltes la flecha, cortes el viento y aciertes, como casi siempre.

domingo, 29 de junio de 2014

Cristales rotos, sal y arena.

He cogido papel y lápiz de forma impulsiva, al darme cuenta de lo mucho que hace que no escribo nada realmente bueno. O tal vez haya sido culpa del tachón de un rotulador negro permanente sobre un nombre escrito en el papel de mi vida (que no he cogido yo, ni sé de dónde sale. Quisiera arrancar la capa negra sobre el nombre, mis letras favoritas, o más bien borrarla. Lo que sea, con tal de que no quedase rastro alguno sobre nosotros de su oscuridad).
Tal vez fue eso y fueron mis razones de siempre, acumulándose, hasta romper la botella de cristal (yo) llena de arena de playa y sal (tú y lo de siempre). Quién sabe, ¿me darás la respuesta? Seguramente la sepas, siempre la has sabido. Yo no, porque no veo ángeles aquí en la ciudad. Ni de reojo, ni por asomo, ni veo un rayito de sol entre las rejas de la celda. Con que fuese luz de luna me conformaría. Y aquí llega. Estoy harta de conformarme, de sentir tanto a la vez que al final el tiempo no vale nada y se escurre sin sentido.
Es demente, porque el tiempo vale todo, y todo depende de cómo lo llenes. Y el tiempo se escurre, sí, pero siempre debería hacerlo con sentido. Y cuando no lo hace significa que ya no merece la pena. Y eso duele y es precioso a la vez. Igual que tú.

lunes, 9 de junio de 2014

Puertas recicladas.

Vaya mierda de cauce cristalino y puro es la vida
nos han amenazado
me he engañado
tan sólo es agua depurada,
vaya chasco.
Inesperado, pero intuido.
Será porque espero más que creo
en el destino del camino de un tiempo sentenciado.
Vuelvo a la cama preparada,
desde hoy y para siempre
duermo armada.

«En algún momento de la vida todo vuelve a su cauce más cristalino y puro...»

sábado, 10 de mayo de 2014

En picado

En picado te he visto caer hacia el cielo o el infierno, al no aprender a querer ni a saber decir en el momento correcto sí o no, ni a que se te marchite el ramo de flores en el que habías puesto tanto empeño y tiempo y descubrir que a veces no merece la pena sangrar por ella.
Que el dolor y la pena no son más que una ilusión para poneros a prueba cada vez que salto detrás para encontrarte. Y es en el dolor de una caída en picado donde nos encontramos hilados por una cuerda irrompible, y nos fundimos por temor a no vivir juntos el corte de respiración al impactar brutalmente contra el frío asfalto.
Así que, tomémonos de la mano, ya diviso el gris del asfalto, y haré lo imposible para que la caída se convierta en aterrizaje y el asfalto en tu cama.
Estás advertido. Te salvaré hasta de la más salvaje caída en picado.

viernes, 7 de marzo de 2014

Mitología contemporánea explicada y aplicada para simples mortales.

El cielo estaba rojo, atardecía. Y tú. Tú estabas azul, azul mar, pero no un azul mar de atardecer, un azul mar de pleno mediodía, soleado. Brillante.
Creo que ya sé por qué me pareció que brillabas tanto, era culpa de la sonrisa que te dio por enseñarme esa tarde tan roja, se la habías ocultado al mundo y ahora me la dabas a mi.
Si fueras perfecto diría que siempre has sido y serás así, pero yo he sentido tus días más oscuros, tu puñal rasgándome mis órganos vitales, mi cara llena de agua salada que no era de mar, frío en el vacío y mil cosas más que no quiero volver a escuchar.
Por ahora, el reflejo del sol en el agua me ciega, y el retumbar perfecto de las olas sepulta cualquier otro sonido.

Y yo, que vivo en un atardecer intermitente, me doy cuenta cada día de que los meses corren de tu cuenta.
Ah, sí. Los días eran horas y tú no estabas dentro de esa concepción de espacio-tiempo común a los mortales.
Maldito seas, nunca podré llegar a alcanzarte.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Olores y recuerdos

Ha vuelto otra vez ese olor
de sangre y perfume,
de guerra y de amor,
de condicionamiento y libertad.
Otra vez.
Al fin y al cabo olores y recuerdos acaban siendo lo mismo.