domingo, 18 de diciembre de 2016

Rosas opuestas.

Un brazo se alza al cielo. En su mano sostiene dos rosas, una blanca y otra roja. Ya sabes, una eres tú y la otra soy yo. Somos, nada más y nada menos que colores, ideas que chocan. Dos tipos diferentes de una misma razón que se alejan, pero que a veces conectan y todo es magia, se atisba el futuro en el horizonte y el presente brilla. Rugen las flores.

Ya sé que tienes miedo. Yo también. Tú tiemblas porque ya sabes lo que hay detrás de la energía que desprende el choque brutal de nuestros opuestos. A mi me aterra no saber nada, caminar a ciegas, deslumbrada por la luz que ilumina este valle que no he conocido hasta ahora, con miedo a que me pongas la zancadilla, sin querer o queriendo.

El oscuro final que augura la nada, el silencio como losas en nuestra tumba... En nuestra tumba siempre habrá flores. Ojalá de tiempo a preguntarnos cuáles son las favoritas de cada uno. Las eligiremos juntos. Serán dos rosas: una blanca y la otra roja. Si existe algo más allá de lo que tuvimos, volveremos a oír cómo rugen las flores.

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