Y tu piel no existe
como esta mañana de Mayo,
demasiado hermosa
como para seguir ahogándome en el café ardiendo.
Y tambaleando,
me levanto y enciendo la radio:
el mundo vive.
Alzo la mano,
toco sin remordimientos el papel arrugado
lleno de ideas que ayer sirvieron
pero hoy: mejor que no se acerquen.
Rozo con mis labios las palabras de Julio Cortázar,
aumenta la dosis de sal en la herida.
Sueño que vuelo en una bicicleta
pero no soy yo.
Soy
el reflejo de la mujer dormida
la mano alzada hacia el cielo con mis pies enterrados bajo tierra.
Es así, tan sencillo de explicar:
Mayo ya está aquí
con sus mañanas hermosas
intentando llamar mi atención
para que mis pies surgan y vuelen sin rumbo,
me duelan los ojos de leer bajo el polen
que cae de los árboles del Retiro.
Salir con la falda al sol
resucitar al inconformista
vomitar la sangre ajena
comer chocolate con regaliz rojo.
Para llegar al cielo
se hace escala en Mayo.
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