Antes solía estar yo sola, sabía que no se me daba bien compartirme. No me equivocaba.
Como piezas de un puzle revueltas.
Aquí estamos, en medio de la noche, vestidas de rojo, intentando parecer lo que no somos.
Sé que no hay nada que podamos hacer ya.
Déjalo en manos del cruel destino, olvida una vez más lo que buscabas llenar con mi confianza ciega, mi incondicional respuesta a tus preguntas.
Nuestras promesas sin fin, tan igenuas, tan rabiosas, tan desesperadas de amor verdadero... ¿dónde han quedado? ¿cuándo han tropezado con nuestra peligrosa realidad?
A pesar de todo, me duele saber que soy débil. Débil por ti. Tú, que me enseñaste a ser fuerte, ¿qué se ocultaba en tus "sinceras palabras"? Ni siquiera tú lo sabes, por eso no puedo culparte de nada, porque no soy capaz.
Joder, ¿es que no lo ves? Me has vuelto más yo.
¿Cómo no quieres que me odie?
sábado, 23 de febrero de 2013
jueves, 7 de febrero de 2013
tú, yo.Mi infancia, mi trinchera.
Pocas veces paseo por debajo de la fina y cortante lluvia de mi infancia.
Pocas veces vuelvo a sentir el frescor de las gotas de lluvia mezcladas con la impotencia de mis lágrimas de nostalgia, odio y cariño rebosantes.
Y eso que nunca habrá razón para dejarnos atrás
seguiremos anclados a la infancia
como Peter Pan.
somos niños sin final,
infancia sin igual atrapada en pequeños corazones y cuatro paredes que guardan el secreto de cómo somos hoy. Que jamás caerán,
sostenidas en los más preciados rincones de nuestra memoria.
Te amo, pero me dejaste un "te odio" en los labios.
Te odio, porque siempre seguirás ahí.
«Adaptarse o morir» ya no tenía sentido, cambiar y verte arrastrado por la tormenta que te lleva lejos de allí,
de los agridulces momentos de tus primeros años, te destrozaba e ilusionaba.
Aquel vendabal nos arrastró,
sin piedad,
nos separó a la mayoría.
Pocas veces paseo por debajo de la fina y cortante lluvia de mi infancia.
Y ahora,que empiezo a sentir de nuevo las finas gotas golpeando mi cara, me echo a temblar.
Pocas veces vuelvo a sentir el frescor de las gotas de lluvia mezcladas con la impotencia de mis lágrimas de nostalgia, odio y cariño rebosantes.
Y eso que nunca habrá razón para dejarnos atrás
seguiremos anclados a la infancia
como Peter Pan.
somos niños sin final,
infancia sin igual atrapada en pequeños corazones y cuatro paredes que guardan el secreto de cómo somos hoy. Que jamás caerán,
sostenidas en los más preciados rincones de nuestra memoria.
Te amo, pero me dejaste un "te odio" en los labios.
Te odio, porque siempre seguirás ahí.
«Adaptarse o morir» ya no tenía sentido, cambiar y verte arrastrado por la tormenta que te lleva lejos de allí,
de los agridulces momentos de tus primeros años, te destrozaba e ilusionaba.
Aquel vendabal nos arrastró,
sin piedad,
nos separó a la mayoría.
Pocas veces paseo por debajo de la fina y cortante lluvia de mi infancia.
Y ahora,que empiezo a sentir de nuevo las finas gotas golpeando mi cara, me echo a temblar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)