Él entra en el piso y cierra la puerta con cuidado de no despertar a su Maestro.Primera cosa extraña: no está durmiendo.Está sentado en el sofá leyendo un periódico de hace tres días.
-Llegas más tarde.-dice sin levantar la vista del periódico.
-Era bueno, estaba bien entrenado, pero como todos tenía fallos.
El Maestro sigue leyendo impasible.
-Key.-habla el muchacho impaciente.-¿Qué ocurre?¿Nos vamos?
Key se digna por fin a levantar la vista.
-Sí Jack.-parece cansado-, nos vamos.Recoge tus cosas.Tenemos un vuelo dentro de cuatro horas.
Sale de la habitación dejando a Jack con los ojos cerrados y los puños apretados.Un rato después se obliga a volver a abrirlos.Observa la habitación que les ha servido durante unos escasos nueve meses de salón: es pequeña, escasamente iluminada por una lámpara colgante del techo, con un sillón y cojines esparcidos alrededor; a la izquierda una mesita sobre la que descansa el viejo periódico y, pegada a la pared, una tele.
Hace las maletas y se acurruca en el sillón.Aprieta sobre su pecho un cojín.Intenta no llorar.
A miles de kilómetros de distancia ella se tumba sobre el sofá de la habitación de invitados intentando conciliar el sueño.Siente que le falta algo "Qué tontería, siempre tengo esa estúpida sensación".Sin embargo, se levanta y coge un cojín.Lo abraza mientras se sume en un sueño sin pesadillas.
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