sábado, 12 de diciembre de 2020

Empieza por "m"

 

Los montículos de hojas se acumulan a un lado de la acera, allí los deja el portero mientras pasa el cepillo, la escoba. De pronto un ramalazo de aire las desperdiga, vuelven a desordenarse. Quizás ese sea su estado natural, el adecuado, y no puedan soportar mucho tiempo otras formas de apilarse.

Dices que te vas y de repente llega el miedo, entra por la puerta lateral y no sé ni dónde colocarlo. Pensaba que no le tenías miedo a nada pero a ti también te ha rozado y ahora comprendo que sólo veo un reflejo de lo que eres y eso está bien. Me he rendido al intento de adivinar por qué me gusta tanto cómo tocan tus manos mi espalda, no sirve de nada, las cosas pueden llegar a ser más simples y siempre hay dilemas mucho más terribles.

De momento no quiero escribir por si acaso lo ignoro y en realidad sobre mi pecho sostengo un castillo de cristal y al mover el bolígrafo este se escapa y desde el suelo saltan mil pedazos.



viernes, 8 de mayo de 2020

Un diario en la trinchera V


05/05: Epílogo

¿Cómo es posible que en algún momento haya existido el invierno? No consigo comprenderlo, hace una temperatura maravillosa, la gente sale a pasear, todo el mundo parece feliz. Llevamos dos meses sincronizados en torno a la miseria y parece que nos negamos a dejar el colectivismo atrás. Ojalá pudiera guardar esta sensación, que es como la de un pájaro a punto de volar, en una caja y revivirla cuando todo esto esté olvidado.
No sé si he aprendido mucho, todo el mundo dice que sí, pero la verdad es que aún no he alcanzado a entender y no soy la misma persona. He abandonado facetas, matices o (no sé cómo decirlo) partes de mi misma, dejándolas a un lado porque no las necesitaba. Ahora que puedo permitirme volver a ellas siento que no me pertenecen del todo, las acojo y abrazo como un regalo pero tengo que aprender a vivirlas desde otra parte.
En el hospital todo está más tranquilo, más luminoso. Más tranquilo porque los domingos apenas hay nadie, el personal heroico y aplaudido ha sido relegado al paro y los estudiantes han vuelto a las clases online con 900€ de miseria en los bolsillos. Más luminoso porque van abriendo puertas de las antes clausuradas consultas, por las tardes las habitaciones arden por el sol y hay que bajar las persianas y abrir las ventanas.
El mundo vive y se desarraiga de la pesadumbre de las trincheras y las tumbas.
Aquel paciente viene a vernos y se acuerda de nuestros nombres y me pregunta si estoy bien. Seguramente no alcance a entender que fue un rayo de luz entre la niebla.
No quiero olvidar que lo que ahora y siempre fue lo habitual, existió un momento en el que fue milagro. Y por eso vivimos. Por eso estamos aquí.

"Estuvimos aquí, un día estuvimos vivos aquí".
Bernardo Atxaga, de su libro Marcas.
 

jueves, 30 de abril de 2020

Un diario en la trinchera IV


21/04

¿Tú también lo has notado, que las cosas buenas quedan relegadas a un segundo plano desde que empezó todo? Quizás estoy aprendiendo a vivir de una nueva manera y nunca volveré a ser la persona que era antes. Llevo varios días barajando esa posibilidad y lo cierto es que me aterra su plausibidad.
De todas formas, por hacer un paréntesis, espero que estés viendo las sonrisas de amabilidad y la evidencia de que somos seres sociales necesitados del otro para sobrevivir. Si pudiera hacer una excepción a este estado de semi inconsciencia de la realidad, recordaría, por ejemplo, a aquel paciente que recuerda siempre mi nombre. Seguro que estás pensando en el cielo inusualmente azul que se deja ver últimamente. Yo, por ejemplo, estoy pensando en cuando vi amanecer de repente a través de las rendijas, o en las recién florecidas rosas de abajo. Están gigantes las rosas del portal este año, tendrías que verlas, hay una hilera blanca y otra roja, además de las flores de la vecina.
¿No notas que te gustaría hacer un montón de cosas, y eso es sorprendente porque desde que empezó todo no has tenido ilusión por nada, como si el futuro no existiera?
A mi me gustaría ir a buscarte y salir a dar un paseo juntos.
Seguro que lo has notado.


24/04

Hace un año estábamos en Fuerteventura y en las fotos irradiamos una felicidad que ahora se me antoja indescriptible.
Una amiga me envía una foto a las dos de la mañana del copazo que se está tomando y dice que me echa de menos.
Comento con otra amiga lo increíble que sería encontrarse a un amor imposible estos días en el ascensor.
Hace poco que apartamos el miedo, y ahora sólo queremos ser adolescentes, hacer como si nada de lo que hemos visto frente a nosotras hubiera existido.
Así es como se perpetúa la especie y el linaje.


27/04

Desde ayer los niños pueden salir a la calle. No sabía que podía echar tanto de menos ese signo de cotidianeidad. Mientras veo las imágenes de personas saltándose normas no siento enfado, ni rencor, puedo llegar a entenderlos, joder, puedo sentir su felicidad.
¿Qué es lo que nos hace estar vivos, el miedo a la muerte o la conciencia y asunción de la muerte?
A veces me siento mal por pensar este tipo de cosas.