05/05: Epílogo
¿Cómo es posible que en algún momento haya existido el invierno? No consigo comprenderlo, hace una temperatura maravillosa, la gente sale a pasear, todo el mundo parece feliz. Llevamos dos meses sincronizados en torno a la miseria y parece que nos negamos a dejar el colectivismo atrás. Ojalá pudiera guardar esta sensación, que es como la de un pájaro a punto de volar, en una caja y revivirla cuando todo esto esté olvidado.
No sé si he aprendido mucho, todo el mundo dice que sí, pero la verdad es que aún no he alcanzado a entender y no soy la misma persona. He abandonado facetas, matices o (no sé cómo decirlo) partes de mi misma, dejándolas a un lado porque no las necesitaba. Ahora que puedo permitirme volver a ellas siento que no me pertenecen del todo, las acojo y abrazo como un regalo pero tengo que aprender a vivirlas desde otra parte.
En el hospital todo está más tranquilo, más luminoso. Más tranquilo porque los domingos apenas hay nadie, el personal heroico y aplaudido ha sido relegado al paro y los estudiantes han vuelto a las clases online con 900€ de miseria en los bolsillos. Más luminoso porque van abriendo puertas de las antes clausuradas consultas, por las tardes las habitaciones arden por el sol y hay que bajar las persianas y abrir las ventanas.
El mundo vive y se desarraiga de la pesadumbre de las trincheras y las tumbas.
Aquel paciente viene a vernos y se acuerda de nuestros nombres y me pregunta si estoy bien. Seguramente no alcance a entender que fue un rayo de luz entre la niebla.
No quiero olvidar que lo que ahora y siempre fue lo habitual, existió un momento en el que fue milagro. Y por eso vivimos. Por eso estamos aquí.
No quiero olvidar que lo que ahora y siempre fue lo habitual, existió un momento en el que fue milagro. Y por eso vivimos. Por eso estamos aquí.
"Estuvimos aquí, un día estuvimos vivos aquí".
Bernardo Atxaga, de su libro Marcas.
Bernardo Atxaga, de su libro Marcas.